viernes, 24 de abril de 2009

A por el tercero

Continuamos con viento estable de través en el primer programa de abril, que propició una navegación agradable y sin sobresaltos. Además de las secciones habituales, Luis, del Club El Orinque, nos informó acerca de los cambios en las diversas titulaciones náuticas, sobre las actividades del club, y nos contó alguna que otra curiosidad.

Mario Álvarez leyó dos textos breves, magníficos como siempre, de su paisano Eduardo Galeano, y charlamos los tres sobre su lugar de procedencia, Montevideo, y de lugares aún casi vírgenes como Cabo Polonio. Así aprendimos algo nuevo, cómo no. Los textos leídos fueron extraídos del libro "Las palabras andantes".










Mario y Mónica


VENTANA SOBRE LA MAR

No está clavada sobre un lugar. Las montañas y los árboles
tienen el destino en la raiz; pero la mar ha sido, como nosotros,
condenada a la vida vagabunda.
Aires de marinería: nosotros, hombres de costa, hemos sido
hechos de mar, además de tierra. Y bien lo sabemos, aunque
no lo sepamos, cuando vamos navegando en el oleaje de las
calles de la ciudad, de café en café, y a través de la bruma
viajamos hacia el puerto o naufragio que esta noche nos espera.


VENTANA SOBRE LA DIOSA DE LA MAR

Lemanyá vive en las honduras del agua. Allí recibe las
ofrendas. En el día de su fiesta, los pescadores de Bahía
navegan cantando alavanzas a la diosa coqueta y glotona,
y desde las barcas le prodigan halagos de perfumería y
de confitería.
Cuando le gustan los regalos, ella brinda los favores de
su amparo. Cuando los rechaza, y devuelve a las arenas
de la playa las flores blancas, los espejos, los abanicos,
los peines, los perfumes y las golosinas, los pescadores
tiemblan: tendrán un mal año, año de pocos peces y mucho
peligro, y más de uno será tragado en alta mar para que
Lemanyá calme sus furias y sus hambres de mujer.



Mónica, por último, leyó otro intenso poema de Walt Whitman, En el mar, sobre las naves, con el fondo musical de La musica notturna delle strade di Madrid no 6 op 30, de Boccherini, último de los temas que se pudieron escuchar en el programa, seleccionados por Javier:

Smoke City – Underwater Love
The Beach Boys - Surfin USA
Ojos de Brujo - Poliuretano
Maga - Medusa
Rodrigo y Gabriela - Viking Man
Esclarecidos - Arponera
BSO Master and commander - Boccherini La musica notturna delle strade di Madrid no 6 op 30


En el mar, sobre las naves

En el mar, sobre las naves alveoladas de
camarotes,
el azul sin límites se extiende inmensamente,
con los silbantes vientos y las ondas musicales, las
grandes e imperiosas ondas;
o bien, en alguna barca solitaria, impulsada sobre
el denso mar,
o, jubiloso y lleno de fe, desplegando sus velas,
en el barco que hiende el aire entre la
resplandecinte espuma del día, o de noche,
bajo las innumerables estrellas,
tal vez seré leído por marineros jóvenes y viejos,
como un recuerdo de la tierra,
en plena concordancia con mi fin.
"He aquí nuestros pensamientos, los
pensamientos de los que navegan;
no sólo la tierra, la tierra firme aparece
en este libro -podrán decir entonces-,
también se extiende y se comba la cúpula del
cielo; bajo nuestros pies sentimos el
ondulante puente,
sentimos la larga pulsación, el movimiento eterno
del flujo y del reflujo;
los misteriosos acentos invisibles, las vagas y
vastas sugestiones del mundo oceánico, las
líquidas sílabas que se derraman,
el olor, el ligero crujido del cordaje, el ritmo
melancólico,
la ilimitada perspectiva, el hosco y lejano
horizonte yacen aquí,
en este poema del Océano."
No dudes, pues, ¡oh libro! ¡Cumple tu destino!
Tú no eres sólo un recuerdo de la tierra,
tú que también eres como una barca solitaria,
hendiendo el espacio, hacia un fin que
ignoro, y, no obstante, llena de fe.
Navega tú también, en conserva, con cada navío
que navega;
llévales mis cariños (para vosotros, queridos
marineros, los he encerrado en cada una de
estas hojas).
¡Marcha bien, libro mío! Despliega tus blancas
velas, mi pequeña barca, sobre las olas
imperiosas.
Prosigue tu cántico y tu marcha, lleva de mi
parte,
sobre el ilimitado azul de los mares,
este canto, para todos los marineros y para todos
sus navíos.

Grande, Walt Whitman.

Puedes pasar un rato entretenido escuchando el programa:

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